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3 cosas cotidianas muy básicas que casi todos hacemos mal.

Hay una serie de cosas que todos, sin excepción, hacemos todos los días. Lo que quizá no sepa es que casi todos lo hacemos mal.

No, no se trata de intentar mandar un mensaje de texto con el móvil mientras conducimos una ambulancia con las luces de emergencia encendidas, se trata de cosas bastante más cotidianas, como....


3. Defecar.


Aprender a respirar, ducharnos y defecar


¿Puede existir algo más sencillo que saber defecar? Creo que no. Incluso los bebés lo hacen muy bien.

El problema no es el hecho en sí, si no el como lo hacemos.

Es probable que el inodoro más cercano a usted sea uno de asiento , un invento relativamente reciente, que se desarrolló gracias a la fontanería moderna a mediados del siglo XIX. La fontanería moderna nos ha facilitado la vida en muchas situaciones, pero en lo relacionado con el acto de defecar no lo ha hecho, precisamente por hacer uso del inodoro de asiento  provienen muchas de las hemorroides que podemos padecer, y también puede causar la enfermedad diverticular, una dolencia relacionada con la edad que prácticamente sólo se produce en las partes del mundo donde se utilizan los inodoros de asiento, y que pueden producir una amplia gama de dolencias, como la obstrucción del colon . Las cosas no sólo no están mejorando, si no que llevan camino de empeorar. Últimamente se están comercializando unos inodoros aún más altos que los tradicionales de asiento que no hacen más que empeorar las cosas.

Aprender a respirar, ducharnos y defecar


 Entonces, ¿como se hace puede hacer bien?

Afortunadamente, hay una forma relativamente sencilla de poner fin a este dilema cuando tenemos que ir al inodoro. Una investigación de 2003 estudió a 28 personas que defecaban en tres posiciones: sentados en un inodoro alto, sentados en uno más bajo y en cuclillas. Los investigadores se dieron cuenta de que defecar en cuclillas era un minuto más rápido que cuando se hacía sentado, y que los participantes calificaron la experiencia como "fácil".

De hecho, los baños en los que hay que defecar de cuclillas son los habituales en el mundo no occidental y ha sido la forma normal de hacerlo a través de la historia de la humanidad.

El ser humano no está diseñado para defecar sentado. Está diseñado para hacerlo en cuclillas en el campo.



2. Baño.

Desde jóvenes  se nos enseña que el uso diario de una ducha caliente, abundante jabón y una esponja son necesarios para deshacernos de microorganismos peligrosos y el olor pútrido de la piel humana. Y si no se está impecablemente inmaculado, puedes olvidarte de tener una cita y de la promoción profesional, entre otras cosas.

Aprender a respirar, ducharnos y defecar

Como resultado de lo anterior, la ducha o el baño diario, si bien puede hacernos más socialmente aceptable, puede causar estragos en la la capa córnea, la capa más externa de la epidermis.  El agua caliente, el jabón y una esponja abrasiva nos pueden quitar la capa córnea, exponiendo las células que hay bajo dicha capa a los elementos. Dañar esta capa protectora de la piel nos hace más susceptibles a la enfermedad.

Aprender a respirar, ducharnos y defecar


Antes de los últimos avances en fontanería y en calidad de vida, la gente se bañaba con menos frecuencia, y a veces incluso en el misma agua. Incluso hoy en día, la ducha no mata las bacterias y otros microorganismos, aunque sí los mueven. Una colonia de bacterias que vivan en la pared de la ducha se puede mover hacia una pierna, una colonia que esté en la pierna puede moverse a la cabeza, una colonia de su ingle hasta podría establecer su residencia en sus manos. Por esta razón, en algunos hospitales, los cirujanos no permiten que el enfermo se duche justo antes de operarlo.

Entonces, ¿como se hace puede hacer bien?

Lo más más importante para mantener la piel saludable es preservar la capa córnea. No hay un número mágico de duchas a la semana, aunque el número debería ser ligeramente inferior a siete. Saltarse alguna ducha  da tiempo a que la piel  se recupere.

Aprender a respirar, ducharnos y defecar


Cuando se duche, use agua tibia o fría y un jabón suave (en su caso), y rehidrate la capa córnea mediante alguna de alguna crema hidratante después de la ducha. Mejor aún, convenza a alguien atractivo (o atractiva) para que le ayude. Una vez que esté limpio, lo mejor sería secarse al aire fresco.



1. Respirar.

Enhorabuena: Si está leyendo esto, y usted no es un fantasma, es que sabe respirar. También es muy posible que lo esté haciendo mal.

Aprender a respirar, ducharnos y defecar

Haga una respiración profunda en este momento. Vamos a esperar. Si ha hecho como la mayoría hacemos, habrá levantado un poco y se habrá hinchado el pecho como un palomo en celo. Es probable que piense que no hay nada malo en hinchar el pecho para respirar, ya que después de todo, ahí es donde están los pulmones. ¿Qué demonios más se va a utilizar?  Pues bien, resulta que el músculo que se supone que se debe utilizar para respirar es el diafragma, el cual está cerca del vientre.

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En posición vertical, la mayoría respiramos habitualmente con el pecho : Usamos una forma superficial de respiración que hace uso solo de la parte superior de los pulmones. En realidad, la mayoría de los vasos sanguíneos que transportan el oxígeno están en la parte inferior, medio descuidados. Así, se obtiene menos oxígeno, y como resultado, respiramos más rápidamente de lo deberíamos.

La respiración de pecho también tiende a alterar el equilibrio existente entre el oxígeno / dióxido de carbono en la sangre y puede dar lugar a dolores de cabeza, fatiga, ansiedad e incluso ataques de pánico.

Entonces, ¿como se hace puede hacer bien?

Resulta que la respiración es un área en la que los bebés son mucho más inteligentes que nosotros. Los bebés usan un tipo más profundo de respiración llamado respiración abdominal, que fortalece y hace pleno uso de sus pulmones. Es a medida que envejecemos lo que nos hace más ineficaces. Afortunadamente, podemos entrenar nuestro cuerpo para volver a respirar correctamente, y con el tiempo, incluso se puede respirar de forma abdominal incluso durante el sueño.


Para practicarlo, trate de "inflar" el estómago mientras inhala, manteniendo el pecho relativamente quieto. Luego contraiga los músculos abdominales en la exhalación. Esto no sólo le proporcionará más oxígeno en cada respiración, si no que con el tiempo se fortalecerá el diafragma. Un diafragma más fuerte tiene como resultado que se obtiene más oxígeno en cada respiración, por lo que su cerebro no tendrá que "pedir" más oxigeno para los músculos, con lo que se cansará menos.


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