Para muchas personas las mascotas son unos miembros más de la familia por los que sus propietarios harían cualquier cosa. Bartender Christina Summitt es una amante de los animales. Adora a su perro Tucker, y tiene una huella de perro tatuada en la muñeca. Estaba en su trabajo de camarera en un hotel de Nueva Jersey cuando una pareja de clientes se fijaron en el tatuaje y le preguntaron por él.
Christina les reveló su gran amor por los animales y les habló de su perro Tucker, mezcla de labrador y gran danés, que estaba enfermo.
Tucker tiene que ser operado debido a que se había tragado una pelota de plástico duro. No sabía cómo iba a ser capaz de pagar los gastos veterinarios de su mascota.
Les dijo que no podía pagar los gastos de hospital veterinario, ya estaba trabajando en tres empleos para poder mantener a su familia. La pareja decidió echarle una mano. Acabaron de cenar y tras tomar unas copas pidieron la cuenta, a la que añadieron una propina de 1.000 dólares.
Christina entró en shock total y les dijo que no podía aceptar tal cantidad de dinero, pero el hombre le dijo que era un honor ayudar a pagar los gastos veterinarios de su mascota. Abrazó a los dos desconocidos que tanto le estaban ayudando.
La cirugía de Tucker fue un éxito y ahora está en casa recuperándose, todo gracias a la amabilidad de los dos extraños.