Un par de canadienses adoptaron en 2012 una cerda supuestamente enana, Esther, pensando que no llegaría a pesar más de 30 kilogramos. Sin embargo, eso no fue así. A los dos años la cerdita Esther se convirtió en una flamante cerda de 150 kilos. Esther es del tamaño de una hembra de oso polar y sigue creciendo. Teniendo en cuenta de que en la casa conviven además de la cerda, dos perros y dos gatos, los propietarios tuvieron que trasladarse a otra vivienda a las afueras de la ciudad.
Los dueños de Esther - Steve Jenkins y Derek Walter Ontario se habían negado durante algún tiempo a admitir la realidad. Los amigos que los visitaban les decían: "Mira, cada vez está más grande," pero se negaban a admitirlo. Pero al fin no tuvieron más remedio que admitir la realidad, la cerda iba ganando peso, robaba comida al menor descuido y pronto el sofá se le quedó pequeño.
Acabaron acostumbrándose al tamaño de la mascota e incluso les gustaba más así. Al fin y al cabo no era culpa de ella que les vendieran en vez de un cerdito enano una flamante cerda tamaño gigante.
Ni el mismo veterinario les pudo asegurar que Esther no siguiera creciendo.
La cerda, a pesar de la mala fama de la raza, es muy aseada. En invierno toma un baño a la semana y en verano lo hace todos lo días.
Derek y Steve son vegetarianos, por lo que todos sus animales domésticos también comen sólo alimentos de origen vegetal. En el caso de Esther gastan unos 36 dólares a la semana en comida. La cerda come harina de avena, cebada, maíz, fruta fresca, plátanos maduros y la cáscara de los vegetales, y en ocasiones especiales disfruta de helados y pasteles. Lo que no se es si le pasará como a la simpática Virginia, la
cerda que se cree que es un perro.
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