Kyle Smith y su perro Bodza han vivido muchas cosas juntos. Como miembros de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos compartieron 189 fríos y duros días de misión de seguridad en Kirguistán.
Por lo tanto, cuando Bodza, un pastor alemán de 11 años, estaba en su lecho de muerte, Smith no podía imaginar estar en otro sitio que no fuera a su lado. Algo parecido ocurrió cuando a un perro policía se le tuvo que practicar la eutanasia tras una muy emotiva despedida.
Bodza había trabajado desde 2006 con la Fuerza Aérea de Estados Unidos como perro de detección de explosivos y ayudó a salvar vidas humanas tras olfatear y detectar bombas en operaciones en Irak, Kirguistán y Kuwait. Smith no empezar a trabajar con Bodza hasta el año 2012, pero rápidamente entre surgió entre los dos una duradera amistad.
Pero la relación entre Smith y Bodza no se limitaba al tiempo de trabajo, también tenían mucho tiempo para jugar y disfrutar el uno del otro.
"Bodza era un perro torpe y gentil", dijo Smith. "Tuvimos establos con caballos junto a nuestro patio de entrenamiento y obediencia y cuando los caballos estaban fuera de sus establos iba derecho hacia ellos sin obedecer. Corría continuamente junto al cercado."
Bodza y Smith. Fotografía de Kyle Smith
"Le gustaba ladrarle a su propia sombra, por lo que siempre me metía con él haciendo sombras sobre el suelo y moviéndolas, dijo Smith. "Creo que pensaba que era un conejo."
Bodza y Smith. Fotografía de Kyle Smith
Cuando llegó el día en el que Bodza se retiró, Smith no lo pensó dos veces antes de adoptarlo . "Lo llevé a casa ese mismo día", dijo. Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, y en este caso se podía confirmar con total rotundidad.
"Fue aún más leal en casa", dijo Smith. "Me seguía por todas partes. Apoyaba su cabeza en la cama y me daba las buenas noches, todas las noches."
En el verano de 2016 Bodza fue diagnosticado de mielopatía degenerativa , una progresiva - e incurable - enfermedad que afecta a la médula espinal de los perros.
"Sus extremidades posteriores perdieron fuerza y apenas podía mantenerse en pie más, mucho menos caminar", dijo Smith. "No podía soportar el peso de su cuerpo y el ir al baño era una odisea."
"Sus extremidades posteriores perdieron fuerza y apenas podía mantenerse en pie más, mucho menos caminar", dijo Smith. "No podía soportar el peso de su cuerpo y el ir al baño era una odisea."
Fotografía de Kyle Smith
Sabiendo lo difícil que era la vida de Bodza, Smith tomó la decisión que ningún amante de los perros quiere nunca tomar, dormirlo para siempre.
Cuando llegó el fatídico día, Smith, junto con nueve de sus compañeros de trabajo, llevaron a Bodza a la clínica veterinaria Fort Bliss en El Paso, Texas. Colocaron una manta en el suelo y se aseguraron de que Bodza se sintiera tan cómodo como fuera posible.
Cuando llegó el fatídico día, Smith, junto con nueve de sus compañeros de trabajo, llevaron a Bodza a la clínica veterinaria Fort Bliss en El Paso, Texas. Colocaron una manta en el suelo y se aseguraron de que Bodza se sintiera tan cómodo como fuera posible.
Fotografía de Kyle Smith
A pesar de la tristeza que Smith sentía, Bodza parecía estar feliz en sus últimos momentos. "Tenía una sonrisa en su cara cuando se iba a dormir", dijo Smith.
Cuando finalmente Bodza murió, Smith se rompió. Por suerte, sus compañeros de trabajo estaban allí para apoyarlo.
"Fue increíble", dijo Smith. "No había dolor y sentí una sensación de paz."
"Nunca olvidaré lo leal que era", dijo Smith. "Era desinteresado, más que cualquier ser humano que haya conocido. Ha hecho mucho por casi nada y siempre con una sonrisa. Lo echo de menos todos los días".
Fuente: www.thedodo.com
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