Si tuviera capacidad de indignarme un poco más lo estaría, pero uno llega a unos extremos en los que cree que eso es imposible. Todo tiene un límite, hasta el nivel de indignación.
Resulta que en un teatro de Barcelona se está interpretando la obra Hair. En un momento dado los actores simulan fumar un porro en escena. En realidad se trata de un cigarrillo de hierbas de herbolistería. Pues han recibido un apercibimiento de la Agencia de Salud Pública de Barcelona en la que les dicen que si persisten en ese comportamiento podrán ser castigados con una cuantiosa multa.
Siendo esto grave lo que más me preocupa es que preguntada al respecto nuestra ministra de sanidad Leire Pajín, en vez de salir en defensa del la obra de teatro y lo que supone representar una obra escrita cuando fumar no solo no estaba mal visto si no que era fomentado desde todas las instancias, suelta la siguiente perla: "hay muchas fórmulas para simular que uno fuma sin necesidad de fumar", del mismo modo que "tanto en el teatro como en el cine se producen asesinatos que no son reales". Menudo alivio, yo que pensaba que los asesinatos que se ven en el cine son reales como la vida misma, menos mal que tenemos a la ministra que nos lo recuerda. Esperemos que no censuren las películas en las que se ve un cigarrillo ardiendo, de hacerlo así me temo que nos quedaríamos sin poder ver a Humphrey Bogart.
Al leer a políticos como la reseñada viene a mi mente esa frase de Manolete a un miembro de su cuadrilla: "Se está mejor sin decir nada".
Al leer a políticos como la reseñada viene a mi mente esa frase de Manolete a un miembro de su cuadrilla: "Se está mejor sin decir nada".
