La revista de viajes Conde Nast Traveler ha elaborado un sondeo entre 46.000 lectores para averiguar el grado de simpatía que despiertan las ciudades de todo el mundo para los turistas. A pesar de lo que se pueda pensar, en el top no se encuentran las típicas ciudades como París y sus hoteles, cediéndole el puesto a ciudades como Florianópolis o Hobart. Según esta encuesta, Newark (Nueva Jersey) es la ciudad peor valorada en este aspecto. Sin embargo, hemos estado investigando la ciudad y creemos que no se merece este deshonor.
A tan sólo 15 kilómetros de Manhattan, Newark se alza como el vecino rebelde de Nueva York, a la que intenta hacer sombra poco a poco. Es conocida como “la ciudad de los ladrillos” y cuenta con unos 220.000 habitantes.
Su crecimiento está muy ligado a la ciudad de Nueva York, tanto a nivel demográfico como económico. En su núcleo se encuentran algunas cadenas de hoteles que ofrecen una alternativa más económica para los turistas de la ciudad de los rascacielos.
En Newark podemos encontrar varias alternativas de ocio como un pequeño zoo, galerías de arte, parques, exposiciones de arte y ciencia e, incluso, un planetario. Además, está conectada con el resto del mundo a través de aeropuerto internacional Libertad de Newark. En estos últimos años ha intentado ofrecer una oferta turística independiente de Nueva York, sin embargo, no parece ser del agrado de los turistas.
Entre sus edificios emblemáticos destaca el Centro de Artes Escénicas de Nueva Jersey que, desde 1997, ha atraído a casi 2 millones de personas que, de otra forma, no hubieran visto nunca Newark. También es de mencionar el Salón Sinfónico.
Como vemos, Newark es una ciudad que, desde la sombra neoyorkina, apuesta por una alternativa cultural y científica, frente a los rascacielos y las operaciones financieras de Nueva York. Es difícil que Newark logre algún día desquitarse de ser la ciudad dormitorio de Nueva York, probablemente su mayor lastre, pero ofrece todas las iniciativas que os hemos intentado contar.