Lev, un niño de 14 años, dejó de ir a la escuela. Estamos en Moscú a principios del siglo XX. Su maestro pensó que estaría con gripe y no le dio mayor importancia, pero pasó una semana, dos y el niño no volvía, así que el maestro y algunos compañeros de clase decidieron hacerle una visita. Cuando llegaron a su casa la madre del niño les abrió la puerta. Su cara estaba muy triste. Los muchachos la saludaron y le preguntaron tímidamente: "¿Por qué Lev no va a la escuela?" La mujer les respondió con tristeza: "No va a poder ir más a la escuela. Explotó un hornillo y está ciego".
Los niños se miraron en silencio y uno de ellos se ofreció para llevarlo a la escuela, otro para acompañarlo de vuelta a casa y otro dijo que le ayudaría con las lecciones.
A la madre de Lev se le llenaron los ojos de lágrimas. Acompaño a los niños a la habitación en la que descansaba su hijo. El niño tenía una venda sobre sus ojos y a tientas fue tocando a sus amigos. Ahora es cuando los chicos comprendieron la gravedad de las lesiones de su compañero Lev.
Lev apenas pudo saludarlos con un "Hola".
Los niños empezaron a hablar casi todos a la vez:
- Yo te recogeré por la mañana y te acompañaré a la escuela.
- Yo te ayudaré con el álgebra.
- Y yo con historia.
Loew no sabía a quién escuchar y sólo asentía con la cabeza en medio de la confusión. La cara de su madre era todo lágrimas. Después de despedirse los chicos trazaron un plan. Acompañarían a Lev a la escuela y de regreso a casa. Alguien estaría sentado junto a Lev en la misma mesa y le diría lo que el maestro estaba escribiendo en la pizarra. Pero sus compañeros no solo se limitaban a ayudarlo en clase, también lo acompañaban a conciertos de música clásica, a la que era muy aficionado.
El plan dio resultado y Lev pudo ir a la escuela y aprender, hasta tal punto que se graduó con una medalla de oro.
Tras la escuela fue a la universidad. Allí no tenía amigos que fueran sus ojos pero se licenció brillantemente. Después de la graduación Loew continuó estudiando y, finalmente, se convirtió en un matemático de renombre mundial, el académico Pontryagin.
Lev Pontryagin (1908-1988) - matemático soviético, fue uno de los más grandes matemáticos del siglo XX, miembro de la Academia de Ciencias de la URSS, perdió la vista a los 14 años. Trabajó en la teoría de la dualidad en homología, siendo aún estudiante. Más tarde sentó las bases para la teoría abstracta de la transformada de Fourier, hoy en día llamada dualidad de Pontryagin.
En topología, en 1940, introdujo una teoría de ciertas clases características, ahora denominadas clases de Pontryagin.
En 1942 definió las operaciones de cohomología llamadas en este momento cuadrados de Pontryagin.
También trabajó en teoría de control óptimo. Su principio del máximo es fundamental en la teoría moderna de la optimización. También introdujo en este campo la idea de un principio bang-bang.
Sus discípulos son matemáticos de la talla de Dmitri Anosov, Vladimir Boltyansky, Revaz Gamkrelidze, Evgeni Mishchenko, Mikhail Postnikov y Vladimir Rokhlin.
Sus discípulos son matemáticos de la talla de Dmitri Anosov, Vladimir Boltyansky, Revaz Gamkrelidze, Evgeni Mishchenko, Mikhail Postnikov y Vladimir Rokhlin.
Sin duda una historia inspiradora donde se demuestra una vez más que querer es poder. De estar a punto de haber dejado la escuela a ser uno de los genios del siglo XX.